miércoles, 13 de junio de 2007

El Putumayo



Pasamos diez días en Mocoa, y los disfrutamos vamos si los disfrutamos. Nos recorrimos toda la ciudad con Nahia, a ella le encantaba andar, bueno más bien no le gustaba estar en la habitación del hotel y claro como estábamos todo el día en la calle, no quedaba otra que la pasear, calle arriba, calle abajo y por supuesto descanso y bebida fría en nuestro bar.
Mientras tanto Diego fue tío y como era su primera sobrina quiso estar al lado de su hermano y cuñada en ese momento, el viaje de ida a Bogotá fue sencillo, se fue en avión, pero la vuelta….. eso si que fue complicado.
Esta zona del país está condicionada por dos aspectos geográficos, por un lado está la cordillera andina y por otro lado es el comienzo de la zona amazónica. El río Putumayo, que da nombre a la regional es un río inmenso y con una fuerza en sus aguas impresionante. Todo esto lo cuento para poder tener la noción de lo que pasó. Resulta que llevaba unos días en los que había caído mucha agua y claro los ríos se desbordaron, las carreteras se derrumbaron…. Lo normal en esa zona cuando llueve mucho, pero en medio de todo eso estaba Diego. El cúmulo de circunstancias hicieron que no hubiera plazas de avión, recuerdo que únicamente hay un avión cada dos días y es de unas 15 plazas, y tuviera que venir en autobús.
Era lunes, habíamos quedado con Diego para ir al Instituto, nos tenían que firmar la integración, pero… él estaba a seis horas de Mocoa, había pasado la noche andando sobre el barro por una carretera derrumbada, él necesitaba llegar pero no pudo ser. Menos mal que como esto es algo que suele suceder la gente ya está acostumbrada y no hubo ningún problema, nos dieron el papel igualmente.

Cuando vimos llegar a Diego era impresionante verle, él es una persona que siempre va bien vestido, elegante aún en el Putumayo. Sus pantalones solo se veían hasta la altura de la rodilla, el resto era barro y por lo que después nos contó las botas se quedaron allí, no pudo volver a quitarlas todo el barro.

Todo esto quiero plasmarlo, lo primero porque nos pasó a nosotros y lo segundo para afirmar que las comunicaciones en la zona son malas. Recuerdo cuando andábamos con el expediente de arriba para abajo y nos decían, tardará una semana en llegar, a nosotros nos parecía una locura, pero es que en Colombia las comunicaciones terrestres son muy complicadas.
Diego, no sólo con esta aventura, si no con otras que tuvo a lo largo de nuestro proceso nos demostró que no solamente era nuestro abogado, si no que para él las familias a las que representa, son importantes y da lo mejor que tiene para que todo el proceso sea rápido y cómodo para ellas. Esta es nuestra impresión y por ello nunca dejaremos de estarle agradecido, él nos demostró que aparte de ser la persona que nos representaba era nuestro amigo.

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