miércoles, 6 de junio de 2007

El encuentro

Todavía recuerdo como nos temblaban las piernas cuando llegamos a las instalaciones del ICBF, íbamos agarrados de la mano, intentábamos darnos fuerzas el uno al otro y bromeábamos un poco con Diego, básicamente para que no se notara tanto los nervios.
Nada más entrar en el edificio había un guarda de seguridad que nos saludó amablemente, fuimos por la derecha y al final de todo estaba la Defensora de Familia, una mujer encantadora, seguido salieron dos personas más, la trabajadora y la psicóloga. Y nosotros ahí de pie con una torta dulce y fría en las manos y unas botellas de gaseosa, cosas que llevamos para celebrar con ellas la llegada de nuestra hija. Tras sentarnos notamos como los nervios se nos iban subiendo por las piernas, llegaban al estómago, pero no podíamos dejar que subieran más arriba, en ese momento teníamos que estar en plenas facultades.
Tras un ratito leyendo el expediente y dándonos los últimos consejos de cómo hacer el tema de los papeleos se abrió la puerta, detrás de ella pareció Miriam, psicóloga del ICBF de La Hormiga y ella, Nahia.
No podremos olvidar el momento de ver su cara, estaba vestida con un trajecito naranja que con el color de su piel la hacía más maravillosa si cabe, llevaba unos pantalones largos y anchitos y un top que le dejaba ver toda la barriguita y la espalda. Habíamos soñado muchas veces con aquel momento pero nunca nos había parecido que fuera tan mágico. Por cierto aquella niña que vimos la noche anterior, aquella niña que intentó venir donde nosotros a darnos una flor, era ella, era nuestra hija.

En dos segundos la magia desapareció, fuimos a darla un beso, a cogerla en brazos, tras tanto tiempo de espera lo único que deseas es abrazarla…. Menos mal que con Javi congenió mejor, a mi no me dejó ni acercarme. A pesar de lo maravilloso que fue el momento por el hecho del encuentro todo lo demás fue horrible, la sensación que nos quedó cuando nos montamos en el taxi de vuelta al hotel, por primera vez los tres juntos fue de desolación, sensación de sentirte secuestrador de tu propio hijo….
Pero todo fue cambiando muy rápido, si algo tiene nuestra hija, me imagino que como la gran mayoría de niños adoptados, es el poder de adaptación, son supervivientes y eso se nota. En una hora estábamos en la plaza comiéndonos un helado y jugando.
Los días iban pasando y poco a poco me iba aceptando y poco a poco iba volviendo loco a Javi, su niña, le adoraba, era más de lo que él hubiera soñado….

No hay comentarios: