Así que emprendimos el viaje de vuelta, con Nahia sobre las rodillas e intentando que viera su tierra desde el aire, algún día volveremos para poder conocerla mejor, pero mientras tanto queríamos que en la retina de nuestra hija se quedaran aquellas maravillosas imágenes.
Tras tres vuelos llegamos a Bogotá cogimos un taxi y fuimos a recuperar la parte de la maleta que no pudimos llevar a Mocoa y que dejamos en el Hotel El Refugio, ya que ahora íbamos a alojarnos en La Residencia San Sebastián.
Esos días allí fueron maravillosos y ahí empezamos a consolidarnos más como familia, Nahia empezaba a aceptarme, jugaba con todos, en especial con David, siempre le han atraído más los hombres, incluso cuando llegó a casa, el hombre lo tenía fácil, la mujer se la tenía que ganar.
Como somos muy viajeros y aventureros, disfrutamos muchísimo de la ciudad, el domingo el mercado de Las Pulgas, barrio de la Candelaria, Museo del oro, Mueso Botero, cerro de Montserrate, excursión a Zipaquirá …. Había que disfrutar y además con la compañía de nuestros nuevos amigos todo era mejor…
Al final ya teníamos todos los papeles, sentencias, visados…. En vez de adelantar el viaje de vuelta optamos por seguir conociendo el país, así que nos fuimos una semanita a Cartagena de Indias, nos íbamos de vacaciones.
El último día antes de irnos recibimos la visita de Dilia y de Diego, quedamos en volver a verles, quien sabe cuando o como....
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