jueves, 15 de noviembre de 2007

El otoño


Es, esa época en la que parece que todo el mundo está triste, las hojas de los árboles caen y nosotros cada día más contentos, disfrutando de Nahia, saboreando la paternidad.
Vemos que cada día estamos mejor, poco a poco se va acoplando con toda la familia, aunque en esta época los que más están sufriendo son mis suegros.
Nahia no acaba de encajar con ellos y mi suegro que parece alguien frio y distante, sufre, porque la niña lo ha transformado, ahora quiere estar todo el día con ella, la lleva al parque, a los columpios, de paseo, pero ella, ella siempre llora.
Los lunes son los días que yo tengo reservados para mi, el resto de la semana estoy siempre con la peque o con Javi, pero los lunes voy a restauración, es mi tiempo y me parece importante conservarlo. Ese día son mis suegros los que la recogen de la escuela, pobres, ella siempre llorando, menos mal que mi suegra es concienzuda y a base de mucha paciencia a conseguido que Nahia les quiera muchísimo, ellos se los han tenido que currar. Hoy en día Nahia los adora y a su “aitite” se le cae la baba cuando va corriendo hacia él y le da un beso de los de ahogar.
Poco a poco los días van pasando y cada día está más cerca la Navidad.