sábado, 30 de junio de 2007

Cartagena

Cuando bajamos del avión se notaba ese calor húmedo que te pega la ropa al cuerpo. El transporte nos llevó hasta el hotel, mientras íbamos admirando el mar, por fin los volvíamos a ver, que ciudad más maravillosa y que contrastes, primero pudimos ver la zona colonial y de repente a través de la 0playa un cambio brutal, grandes torres de hoteles se alzaban hacia el cielo.
Una vez alojados en la habitación, le pusimos en la ventana a Nahia para que disfrutara de las vistas, estábamos en una planta onceava y desde allí se veía prácticamente toda Cartagena.
El primer día de Nahia en el mar fue horrible, cuando llegamos a la orilla y vio que el agua se movía, la cantidad de ella que había, total, una hora llorando sin parar. Menos mal que como en todo poco a poco se fue acostumbrando, pero aún así lo que más le gustaba era descubrir la ciudad. Muy prontito a la mañana, o bien al atardecer, solíamos ir hasta la parte antigua, si ibas a otras horas morías en el intento, a esas horas era mejor estar a remojo en el mar o en la piscina que teníamos en la planta 16.

Recorrimos el castillo de San Felipe, La Popa, Museo de la Inquisición, callejuelas, y hasta hicimos una excursión en lancha de un día a las playas del Rosario, que son unas islitas que están a unos 45 minutos en lancha, son de arena blanca y fina, mar azul, y en una de ellas hay un acuarium, a Nahia le encantó ver a tantos peces y por supuesto a los “tuburones”.

Los días iban pasando, la relación cada día era más sólida. Siempre he pensado que esos días nos vinieron muy bien para estar más unidos para lo que vendría después…

miércoles, 20 de junio de 2007

Bogotá

Por tema de competencias el juez de Mocoa se negó a firmar la sentencia, a pesar de que días antes dijo que no había problema. En vista de que nuestra estancia en Mocoa se iba a alargar y que allí ya no podíamos hacer nada más decidimos irnos de vuelta a Bogotá, así por lo menos podríamos disfrutar de la ciudad, podríamos patearla.
Así que emprendimos el viaje de vuelta, con Nahia sobre las rodillas e intentando que viera su tierra desde el aire, algún día volveremos para poder conocerla mejor, pero mientras tanto queríamos que en la retina de nuestra hija se quedaran aquellas maravillosas imágenes.
Tras tres vuelos llegamos a Bogotá cogimos un taxi y fuimos a recuperar la parte de la maleta que no pudimos llevar a Mocoa y que dejamos en el Hotel El Refugio, ya que ahora íbamos a alojarnos en La Residencia San Sebastián.

Al llegar a casa nos volvimos a encontrar con Encarni, David y con Juan David, su hijo que se convertiría en muy buen amigo de Nahia.
Esos días allí fueron maravillosos y ahí empezamos a consolidarnos más como familia, Nahia empezaba a aceptarme, jugaba con todos, en especial con David, siempre le han atraído más los hombres, incluso cuando llegó a casa, el hombre lo tenía fácil, la mujer se la tenía que ganar.
Como somos muy viajeros y aventureros, disfrutamos muchísimo de la ciudad, el domingo el mercado de Las Pulgas, barrio de la Candelaria, Museo del oro, Mueso Botero, cerro de Montserrate, excursión a Zipaquirá …. Había que disfrutar y además con la compañía de nuestros nuevos amigos todo era mejor…

Al final ya teníamos todos los papeles, sentencias, visados…. En vez de adelantar el viaje de vuelta optamos por seguir conociendo el país, así que nos fuimos una semanita a Cartagena de Indias, nos íbamos de vacaciones.








El último día antes de irnos recibimos la visita de Dilia y de Diego, quedamos en volver a verles, quien sabe cuando o como....




miércoles, 13 de junio de 2007

El Putumayo



Pasamos diez días en Mocoa, y los disfrutamos vamos si los disfrutamos. Nos recorrimos toda la ciudad con Nahia, a ella le encantaba andar, bueno más bien no le gustaba estar en la habitación del hotel y claro como estábamos todo el día en la calle, no quedaba otra que la pasear, calle arriba, calle abajo y por supuesto descanso y bebida fría en nuestro bar.
Mientras tanto Diego fue tío y como era su primera sobrina quiso estar al lado de su hermano y cuñada en ese momento, el viaje de ida a Bogotá fue sencillo, se fue en avión, pero la vuelta….. eso si que fue complicado.
Esta zona del país está condicionada por dos aspectos geográficos, por un lado está la cordillera andina y por otro lado es el comienzo de la zona amazónica. El río Putumayo, que da nombre a la regional es un río inmenso y con una fuerza en sus aguas impresionante. Todo esto lo cuento para poder tener la noción de lo que pasó. Resulta que llevaba unos días en los que había caído mucha agua y claro los ríos se desbordaron, las carreteras se derrumbaron…. Lo normal en esa zona cuando llueve mucho, pero en medio de todo eso estaba Diego. El cúmulo de circunstancias hicieron que no hubiera plazas de avión, recuerdo que únicamente hay un avión cada dos días y es de unas 15 plazas, y tuviera que venir en autobús.
Era lunes, habíamos quedado con Diego para ir al Instituto, nos tenían que firmar la integración, pero… él estaba a seis horas de Mocoa, había pasado la noche andando sobre el barro por una carretera derrumbada, él necesitaba llegar pero no pudo ser. Menos mal que como esto es algo que suele suceder la gente ya está acostumbrada y no hubo ningún problema, nos dieron el papel igualmente.

Cuando vimos llegar a Diego era impresionante verle, él es una persona que siempre va bien vestido, elegante aún en el Putumayo. Sus pantalones solo se veían hasta la altura de la rodilla, el resto era barro y por lo que después nos contó las botas se quedaron allí, no pudo volver a quitarlas todo el barro.

Todo esto quiero plasmarlo, lo primero porque nos pasó a nosotros y lo segundo para afirmar que las comunicaciones en la zona son malas. Recuerdo cuando andábamos con el expediente de arriba para abajo y nos decían, tardará una semana en llegar, a nosotros nos parecía una locura, pero es que en Colombia las comunicaciones terrestres son muy complicadas.
Diego, no sólo con esta aventura, si no con otras que tuvo a lo largo de nuestro proceso nos demostró que no solamente era nuestro abogado, si no que para él las familias a las que representa, son importantes y da lo mejor que tiene para que todo el proceso sea rápido y cómodo para ellas. Esta es nuestra impresión y por ello nunca dejaremos de estarle agradecido, él nos demostró que aparte de ser la persona que nos representaba era nuestro amigo.

miércoles, 6 de junio de 2007

El encuentro

Todavía recuerdo como nos temblaban las piernas cuando llegamos a las instalaciones del ICBF, íbamos agarrados de la mano, intentábamos darnos fuerzas el uno al otro y bromeábamos un poco con Diego, básicamente para que no se notara tanto los nervios.
Nada más entrar en el edificio había un guarda de seguridad que nos saludó amablemente, fuimos por la derecha y al final de todo estaba la Defensora de Familia, una mujer encantadora, seguido salieron dos personas más, la trabajadora y la psicóloga. Y nosotros ahí de pie con una torta dulce y fría en las manos y unas botellas de gaseosa, cosas que llevamos para celebrar con ellas la llegada de nuestra hija. Tras sentarnos notamos como los nervios se nos iban subiendo por las piernas, llegaban al estómago, pero no podíamos dejar que subieran más arriba, en ese momento teníamos que estar en plenas facultades.
Tras un ratito leyendo el expediente y dándonos los últimos consejos de cómo hacer el tema de los papeleos se abrió la puerta, detrás de ella pareció Miriam, psicóloga del ICBF de La Hormiga y ella, Nahia.
No podremos olvidar el momento de ver su cara, estaba vestida con un trajecito naranja que con el color de su piel la hacía más maravillosa si cabe, llevaba unos pantalones largos y anchitos y un top que le dejaba ver toda la barriguita y la espalda. Habíamos soñado muchas veces con aquel momento pero nunca nos había parecido que fuera tan mágico. Por cierto aquella niña que vimos la noche anterior, aquella niña que intentó venir donde nosotros a darnos una flor, era ella, era nuestra hija.

En dos segundos la magia desapareció, fuimos a darla un beso, a cogerla en brazos, tras tanto tiempo de espera lo único que deseas es abrazarla…. Menos mal que con Javi congenió mejor, a mi no me dejó ni acercarme. A pesar de lo maravilloso que fue el momento por el hecho del encuentro todo lo demás fue horrible, la sensación que nos quedó cuando nos montamos en el taxi de vuelta al hotel, por primera vez los tres juntos fue de desolación, sensación de sentirte secuestrador de tu propio hijo….
Pero todo fue cambiando muy rápido, si algo tiene nuestra hija, me imagino que como la gran mayoría de niños adoptados, es el poder de adaptación, son supervivientes y eso se nota. En una hora estábamos en la plaza comiéndonos un helado y jugando.
Los días iban pasando y poco a poco me iba aceptando y poco a poco iba volviendo loco a Javi, su niña, le adoraba, era más de lo que él hubiera soñado….

martes, 5 de junio de 2007

Por fin...

El mes de Mayo ha sido una locura, fechas por aquí, cambios por allá, pero definitivamente tenemos la fecha de viaje para el 3 de junio hacia Bogotá. Ya tenemos casi todo preparado, nos encontraremos con Nahia el 5 de Junio.

El gran viaje…

Volamos hacia Bogotá vía Madrid, hemos quedado con otra familia que va a viajar a por su niño en el aeropuerto, así podremos estar algunas horitas juntos, comentar, hablar, en fin esperar juntos.

El vuelo ha sido largo, muy largo, pero por fin estamos en Bogotá, Lucila nos estará esperando a la salida del aeropuerto para llevarnos a nuestros respectivos hoteles, Encarni y David se encontrarán con Juan David, su hijo al día siguiente, pero nosotros hasta el día 5 no veremos a Nahia, todavía nos queda pasar una noche, nos quedamos en el Hotel El Refugio. A la salida del hotel nos despedimos de nuestros compañeros de fatigas, ellos no vienen al mismo hotel que nosotros.
Cuando llegamos al hotel nos abren la puerta y aparecen un montón de niños, madre mía con el cansancio que llevamos, los nervios y demás. Hay cinco familias, dos francesas y tres americanas, en resumen un montón de gente. Resuelta que como ninguno de los adultos hablaban en castellano, los crios nos agarran a nosotros por banda y nos vuelven locos, son crios de tres a cinco años, no paran de hablar y nosotros con los nervios puestos.
Al día siguiente a primera hora viene Dilia con el que será nuestro abogado. Seguido nos vamos con él de nuevo al aeropuerto a coger el último avión hasta llegar a Mocoa. Resulta más bien ser una avioneta que hace escala en Neiva. El aeropuerto al que vamos es Villagarzón. Es militar, ya que en esta zona no hay más aeropuertos.
Cuando llegamos la sensación es extraña. Te bajas en un cuartel del ejército y cuando se abren las compuertas de la zona militarizada hay un camino y un camión que es el que se encarga de llevar a la gente hasta las poblaciones más cercanas. A nosotros nos viene a buscar un jeep para llevarnos directamente a Mocoa.
Por el camino, unos 20 km, empezamos a disfrutar del olor, del calor, de la humedad, quien me iba a decir a mí, que soy doña calores decir que estaba disfrutando de ese calor pegadizo.

Por fin llegamos al hotel Inga Real, nos atiende una chica encantadora y nos aloja en la habitación, pero…. Nadie le había dicho que íbamos a tener a Nahia y no había cama para ella, que pena, la habitación daba a la plaza y teníamos una terraza preciosa, total que nos tienen que cambiar, el hotel está casi lleno ya que hay mucha gente de Naciones Unidas (ACNUR) y nos dan una habitación pequeña e interior.
A partir de ese día y hasta nuestra marcha de Mocoa ese iba a ser nuestro primer hogar.

Tras dejar las maletas lo primero que queríamos era tomar algo fresco, no se comer algo, así que quedamos con Diego para hacerlo juntos, a partir de ese día él se convirtió en nuestra familia, nuestro amigo, él era el único que estaba a nuestro lado y sabía perfectamente como nos sentíamos.

Tras una pequeña visita por la ciudad, cosa que se hacía bastante rápido, nos fuimos a cenar y tras la cena, la cerveza de rigor, no os imagináis el calor, la humedad… y lo bien que se estaba en el bar que teníamos justo debajo del hotel. Era toda la parte de abajo, hacía esquina y no tenía cristales, únicamente una persianas que cerraba a la noche, con lo cual dentro se estaba fantástico, siempre tenían música y siempre había hombres tomando café, cervezas y demás cosillas, este era nuestro salón de casa.
Pues tomando esa cerveza de la que antes hablaba, estabamos hablando con Diego y por supuesto mirando a la gente que pasaba por delante, intentando encontrar un rasgo parecido al de Nahia, pensando como sería actualmente, había pasado algo de tiempo desde que le habían sacado la foto, y en una de estas aparece una niña preciosa de la mano de una chica, se nos queda mirando y al verla decimos, por dios si que es preciosa…. Yo la tenía de espaldas y no la ví bien, pero cuando llegamos a la noche al hotel Javi me dice que esa niña era Nahia, que él estaba seguro…. Pero si Javi no es capaz de reconocer a nadie…. No se nos metimos en la cama con la duda, pero pensando que eran paranoias nuestras.

A las 6 de la mañana del día siguiente estábamos en nuestro bar desayunando, había quedado con Diego mucho más tarde, pero ya no podíamos más, estábamos de los nervios, a las 9 teniamos la cita en el ICBF, decidimos desayunar y sacarnos nuestras últimas fotos, solos, sin hijos…..madre mía que caras, que poema…..